domingo, 12 de octubre de 2014

Somos imperfectamente perfectos


          El ego no es perfecto y nunca será perfecto. Podemos pasarnos toda la vida tratando de lograrlo, mas el trabajo con nuestra mente inferior, nunca estará acabado, porque gracias a su perfecta imperfección llegan todas las lecciones…hasta que ya no tengamos que retornar a este plano de existencia,... y entonces, se acaba ésta parte del juego y se inicia otra.
         El ego no es lo que somos, pero lo creamos y no es desechable mientras trabajemos en éstos planos densos. La consciencia del ego es una ilusión, un creador de mundos ilusorios y transitorios…pero útiles.

      La paradoja es que creamos la película y luego nos olvidamos de que es sólo una película. Darnos cuenta de esto, nos posibilitará apagar por ratos esa película y deslizarnos silenciosamente por la ranura de nuestra consciencia, para expandirnos y reconocernos más allá de ese pequeño “yo”.
Somos perfectamente imperfectos porque somos ambas cosas: plenamente humanos y plenamente Espíritu!
      Contamos con un instrumento menor: la mente inferior o  ego y con uno mayor: la Mente superior o Divina. A esta mente superior le llamamos de muchas formas: consciencia, alma, espíritu, consciencia de alma, Yo Superior, consciencia cristica, budha interior, etc, mas, estaríamos hablando de lo mismo.

      Pongamos a nuestro Espíritu a cargo de la conducción!. Pongamos a nuestro ego a trabajar cumpliendo las directrices de la Conciencia Superior, nuestro Espíritu!
      Ser humilde no significa negar nuestro verdadero SER, el Espíritu. Ser humilde significa que reconocemos que no somos la mente inferior o ego. Ser humilde significa que hemos despertado a la verdad de que compartimos un mismo Espíritu con todos los demás seres humanos, y a la vez nos manifestamos también con un ego.
Somos Espíritu infinito, eterno, nunca nacido, nunca muerto, omnipotente, omnisciente, omnipresente, lleno de potencial y posibilidades.
El Espíritu, nuestro ser real, comparte la Mente Perfecta (La mente Una). El Espíritu en el que tú y yo tenemos el ser, es siempre perfecto.
      No es algo que tengamos que buscar, algo por lo cual luchar, desear, esforzarnos por alcanzar o trabajar. Es que ya está SIENDO!
      Tampoco es cuestión de matar a nuestra mente inferior, crucificando al ego o tratando de alcanzar la iluminación. 

Es algo natural, pues se trata de despertar a la verdad de quienes realmente SOMOS, abrazando sin embargo la multifacética función de ego, sin creernos la película


      Cuando nuestra mente inferior está a cargo, lo único que podemos ver es la limitada oscuridad de nuestra realidad inventada. 

      Cuando volamos por sobre la mente inferior, nuestros ojos se abren a la luz de la conciencia que existe eternamente e infinitamente en nuestro espíritu, el mismo Espíritu que compartimos con Dios (el UNO)…y desde allí podemos ver claramente que tenemos que salirnos de la esclavitud constante de la mente inferior y sus creaciones…de a poco, hasta que la consciencia se expanda y lo abrace todo en la Unicidad.
Empecemos el día recordándonos, como espíritus, en el Espíritu, nuestro verdadero ser. Empecemos el día con la conciencia de que somos espíritu encarnado en un cuerpo físico, un increíble instrumento de alta tecnología de la divinidad.

     Somos imagen y semejanza de Dios, una gota del océano…parte del Espíritu Santo que todo lo penetra.   Podemos tomar las riendas del ego y ponerlas amorosamente en las manos seguras y estables de nuestro espíritu, nuestro verdadero Ser. Cuando el Espíritu está a cargo, el ego debe seguir los impulsos e inspiraciones de nuestro infinito potencial, y tenemos acceso a esas elevadas posibilidades espirituales.


COMENCEMOS SI DEMORA AÚN NO LO HEMOS HECHO…


1. Llevemos nuestra consciencia desde el exterior al interior. Practiquemos mantenernos en la consciencia del alma.

2. Permitamos que nuestro corazón se limpie y purifique mediante la transformación de nuestros hábitos nocivos, nuestros antivalores (ira, odio, resentimiento, miedo, etc) en virtudes. De este modo tendremos un claro y libre acceso a nuestro Espíritu, el verdadero Ser.

3. Respiremos Espíritu, respiremos Verdad, respiremos la Vida, respiremos Luz!.

      En el templo del silencio entremos en contacto con nuestro SER interior (el alma) y a través de este canal, nos sumergiremos en la Fuente de todas las Virtudes, en ese Campo de Consciencia Unificado, al que amorosamente llamamos Dios, donde vivimos, nos movemos y tenemos nuestro SER.


Fuente:  comunidadconsciencia.ning.com

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