jueves, 14 de noviembre de 2013

Hábitos para la Felicidad

¿Dónde se encuentra la felicidad? ¿En la calidad de las relaciones que mantenemos? ¿En la calidad de nuestra alimentación? ¿En la estabilidad de nuestras emociones? ¿Dónde?
Es posible que ahí y también en muchas otras cosas aunque, finalmente todas, nos llevan a un punto en común: "En ser y hacer lo que necesitas en cada momento".
La felicidad siempre nace en el interior de cada uno, nada externo a ti, te dará felicidad aunque, podemos mantener ciertos hábitos que ayudarán a despertar ese estado de aceptación y confianza que te llevarán a ser feliz.
La ciencia, por su parte, no ha permanecido ajena a este tema, y existen numerosas investigaciones que coinciden en ciertos hábitos que nos acercan a la felicidad.
Las personas felices conviven con personas felices
La felicidad es contagiosa. Investigadores estudiaron por más de 20 años, a personas que se relacionaban preferentemente, con personas felices, descubriendo que de esta manera, aumentaba la probabilidad de que ellas también fueran felicesy, así ha sido.
Sonreir
Si se tienen pensamientos positivos, es probable que una sonrisa, acuda con más facilidad y naturalidad a su rostro. Curiosamente, según algunos estudios, falsear una sonrisa durante una situación poco agradable, puede empeorar el estado de ánimo.

Celebrar también los pequeños triunfos
Los triunfos personales, casi sin excepción, nos aportan estímulos. Sin embargo, lo usual es pensar en las grandes victorias, aquellas que se consiguen solo a costa de esfuerzo y sacrificio, al menos esto es lo que siempre nos han dicho. ¿Pero qué pasa con los triunfos más modestos y cotidianos? ¿Acaso no son dignos de reconocimiento?
Gusto por los placeres sencillos
En el caso del placer existe también lo sencillo, que a veces pasa desapercibido pero es capaz de proveer tanta o más satisfacción que los llamados grandes placeres. Darle sentido a las pequeñas acciones y ser agradecido con la vida, está asociado con el regocijo.
Las personas felices hacen el bien a los demás
La felicidad puede mirarse también como un circuito que se nutre a sí mismo y así se sostiene y autoalimenta, hacer feliz a alguien tiene como consecuencia que otra persona haga feliz a ese primero de la cadena. Solo que, claro, aquí no hay primeros, ni últimos, sino solo una fuerza que se mantiene circulando entre quienes emprenden acciones en beneficio de otros.
Dejarse llevar
Cuando hacer algo nos complace, es muy frecuente que perdamos la sensación del transcurso del tiempo. Aquello que hacemos es tan satisfactorio, que todo lo demás deja de importarnos, incluso el paso del tiempo. Aprender a entregarse de esta manera a una actividad altamente satisfactoria, que también implica motivación, es importante para alimentar nuestra Alma.
Profundidad en las conversaciones
Hace poco la revista Psychological Science publicó un estudio en el que destacaba la tendencia de las personas felices por preferir conversaciones profundas, sustanciosas, en vez de conversaciones huecas sobre temas banales. Es notablemente más satisfactorio conversar sobre la situación emocional por la que se atraviesa en este momento, sobre las inquietudes y las reflexiones a cerca de temas que pueden inspirarnos.
Saber escuchar
Escuchar puede considerarse una de las principales habilidades del ser humano. Escuchar implica reconocer la existencia del Otro, respetar su visión del mundo, estar dispuesto a conocerla y aprender algo de ello. Escuchar hace al otro sentirse acogido, útil en el sentido de que sus palabras transformaron, de algún modo, la realidad de la persona que las escuchó.
Preferencia por las relaciones cara a cara
En nuestro tiempo pareciera que la tecnología que tenemos a nuestra disposición, es más que suficiente para estar en contacto con amigos, familiares e incluso la pareja. Es la sociedad de la soledad, Redes sociales, conversaciones por teléfono, emails, whatssap, pero esto, no es comunicación, son relaciones virtuales que nada tienen que ver con sentarnos cara a cara, mirarnos a los ojos, tocar a la otra persona, ver sus gestos y acompañarse.
Ver el lado bueno de las cosas
El hecho de ver el lado bueno de las cosas disminuye el estrés y sus síntomas, además de que incrementa nuestra tolerancia al dolor y al sufrimiento. Un estudio reciente demostró que tener una actitud positiva, mejora la salud de quienes tienen padecimientos cardiacos. Todo tiene un lado bueno, aunque no siempre sabemos apreciarlo.
Escuchar música
La música es una de las manifestaciones más elevadas del espíritu. La música que escuchamos puede afectar la manera en que percibimos el mundo: una melodía triste nos hará ver un mundo triste, mientras que una melodía más armónica, llevará felicidad alli donde se escuche. No todo a lo que llamamos música, lo es, los sonidos binarios nos aletargan y tembién es necesario prestar atención a lo que dicen las letras de las canciones, no todas son beneficiosas.
La importancia de la espiritualidad
El cultivo de la espiritualidad nos hace reflexionar que somos mucho más que materia. Que una parte muy importante de nosotros, está hecha de elementos intangibles pero auténticos. La espiritualidad y el reconocimiento de lo sagrado, nos vuelve agradecidos, generosos, pacientes, tolerantes, y cuando las practicas, redundan en nuestra propia felicidad y en la del entorno.
Busca la naturaleza
Una caminata de veinte minutos revitaliza, tanto el cuerpo como la mente y el espíritu. De acuerdo con numerosos estudios, el contacto con la naturaleza despierta las sensaciones de bienestar y felicidad en quien lo experimenta. La naturaleza es el mejor antidepresivo que existe.