martes, 25 de febrero de 2014
domingo, 23 de febrero de 2014
Endocracia.
ENDOCRACIA
El líder consciente
Ensayo. Por: Carlos
Antonio Peñaloza Martìnez
Hace varios años, mientras dormía, ya cerca del amanecer, me despertó súbitamente una palabra que iluminó mi pantalla mental y una voz interna la pronunció retumbando en mis oídos. La palabra fue: “Endocracia”.
Primera vez
que la escuchaba. Se lo expresé a mi esposa y en seguida fui en busca del
diccionario para conocer su significado y, ¡oh
sorpresa!, ¡esta palabra no existe en el diccionario!.
La palabra más cercana que pudiera servir para inferir su significado es: “Democracia”, del griego demos: pueblo y kratos: autoridad, o sea, el poder en manos del pueblo. Entonces endocracia significaría: el poder en manos de nuestro interior. En otras palabras: el poder de nuestra conciencia.
La palabra más cercana que pudiera servir para inferir su significado es: “Democracia”, del griego demos: pueblo y kratos: autoridad, o sea, el poder en manos del pueblo. Entonces endocracia significaría: el poder en manos de nuestro interior. En otras palabras: el poder de nuestra conciencia.
Es recién
ahora que cobra sentido esta palabra. Hemos pasado años viendo como, en el
mundo, hemos dado poder a líderes sin pureza (sin ética, valores o virtudes),
quienes utilizan el poder para satisfacer sus ambiciones personales y las de
sus allegados, sirviéndose, en lugar de servir al pueblo que lo eligió.
Entonces, cabría preguntarnos: ¿Cuáles
son los parámetros que utilizamos para elegir a un gobernante?.
La endocracia nos recuerda que hay un poder dentro
de cada uno de nosotros y dentro de cada candidato a ser líder de una
comunidad, provincia o nación. Es un poder guiado por la sabiduría interior que
procede de nuestra conciencia (para la ciencia) o nuestra alma (para el
creyente).
La endocracia implica trascender el viejo paradigma de elegir a un gobernante por lo meramente externo (apariencia, promesas, plan de gobierno), que, aunque importantes, solo se harán realidad si están acompañados de valores como la responsabilidad, honestidad y la rectitud. Más decadente aun es cuando elegimos a un gobernante basándonos en beneficios personales que obtendremos de ello, olvidando el bien común. Otro ejemplo, cuando elegimos solo desde la pasión emocional, que es fácilmente manipulable por una matriz emocional y mental colectiva. En estos casos, no estamos eligiendo desde nuestra consciencia (o alma), ni siquiera desde nuestro intelecto, sino desde el aspecto sombra o visceral de nuestra personalidad (egotismo).
La endocracia nos enseña a tomar conciencia y
responsabilidad en la elección de un gobernante, aprender a ver más allá de las
apariencias, ver el fondo tras la forma y poder reconocer el verdadero tesoro
que hay en el interior del líder, sus virtudes:
paz, amor, pureza de intención,, verdad (honestidad), humildad, bondad, sabiduría.
La endocracia le enseña al líder cuales son los
atributos internos que debe cultivar en si mismo antes de emprender su campaña.
Le lleva a encontrarse consigo mismo, con su conciencia, con su alma. Escudriñar
su interior y discernir si de veras anhela servir de corazón a la humanidad a
través del poder que recibirá o solo está siendo movido por su sombra, que aun no
atina a iluminar. Le recuerda al líder la gran responsabilidad ante el mundo y
ante Dios que esta tarea implica. Deberá tener la humildad suficiente para
comprender que este poder no es suyo, sino que fluirá a través suyo, y debe
utilizarlo para el servicio. Que el reconocimiento mayor no será exterior, sino
interior: la satisfacción de haber cumplido la misión por la que vino a este
mundo.
Desde esta perspectiva, en el mundo de hoy hay muchos líderes con
poder pero sin principios morales sólidos. Necesitamos aprender a elegir líderes con un balance
entre poder y pureza (virtudes). Hoy creo que cobra vigencia y sentido la propuesta de complementar la democracia con endocracia.
El que esté
libre de pecado, que lance la primera piedra. Solo reconocerá las virtudes
reales de un líder quien las cultive en sí mismo.
La endocracia
no se limita a empoderarnos para elegir a los gobernantes locales o nacionales.
Se refiere también, y sobre todo, al auto-gobierno, a ser gobernadores de
nosotros mismos, de nuestra vida, de nuestras relaciones. Para lograr esto e
incrementar nuestro poder de discernimiento al tomar nuestras decisiones, hemos
de ocuparnos de nuestra propia auto-transformación, iluminando el
aspecto sombra de nuestra personalidad, transformando los anti-valores (ira,
odio, miedo, avaricia, codicia, egoísmo, hipocresía, apego) en valores y
virtudes (paz, amor,
respeto, responsabilidad, pureza de intención, honestidad, humildad, bondad, sabiduría) y
logremos encarnarlos en nuestra vida.
Queda claro que esta labor no es un suceso, sino un proceso. No se logra con un esfuerzo aislado de desearlo e imaginarlo, hay que llevarlo a la acción, personificarlo, encarnarlo. Hemos de asumir la total responsabilidad con nuestras vidas
pero sin dejarnos invadir por la culpa, pues los anti-valores son,
en realidad, la sombra de valores que aun no se han desarrollado.
¿Cuál es el
método a la hora de elegir a un gobernante desde la endocracia?.
Platón decía:
"la virtud no se enseña sino se
descubre, porque todos llevamos dentro la idea del bien". Esto implica
que para decidir desde la endocracia debemos elegir desde lo
más profundo de nosotros, desde nuestra consciencia, el SER interno o alma.
Pero para poder hacerlo y poder apreciar tanto la luz como la sombra en un líder,
es preciso ir a nuestro propio interior para hacer una toma de consciencia
sincera de nosotros mismos y revisar nuestra propia luz y sombra.
Esta toma de
consciencia no podemos hacerla solo desde nuestra mente, pues corremos el
riesgo de engañarnos a nosotros mismos. Debemos acceder a la comprensión que
implica conectar la mente con el corazón (o el hemisferio cerebral derecho -
intuitivo- para el científico), pues el corazón conoce razones que la razón no
conoce. Conectar con el corazón podemos hacerlo utilizando alguna imagen o
escena de nuestra vida que evoque amor tierno, como el de un padre a su hijo, y
la consciencia de que nuestra decisión tendrá una definida influencia futura sobre
este hijo al que amamos.
Además, si vamos a elegir por endocracia,
debemos ir más allá del plano individual y terrenal, pues la consciencia es no
local. Hemos de conectarnos con un campo
de consciencia mayor, como quiera que lo entendamos. Para el científico
será el campo cuántico, para el filósofo el campo de consciencia unificada,
para el creyente es la Fuente
Suprema (llámese DIOS,
Shiva, Ala, Jehová, Cristo, Krisna, Buda, Luz, la Virgen, etc.), según sea nuestra
creencia.
El método
para hacer esto es muy variable. Lo ideal es adaptarse a la filosofía de vida
de cada persona. No obstante, una forma simple de hacerlo (y que ilustra esta
idea con un ejemplo) es la siguiente:
Nos retiramos
unos momentos de la actividad cotidiana; entramos en un estado de quietud física
y mental que favorezca la reflexión; evocamos el sentimiento de entrar en este campo de sabiduría que todo conecta y
conoce; luego, con una actitud de reverencia, receptividad y humildad solicitamos
guía y poder de discernimiento; seguidamente realizamos una auto-revisión
sincera, reconociendo y aceptando
cualquier "contaminante" que descubramos en nuestra personalidad
(codicia, avaricia, falsedad, hipocresía, deshonestidad, manipulación, etc.) y la
entregamos al campo de consciencia mayor.
Solicitamos a esta Instancia Superior
que nuestros anti-valores sean transformados en las virtudes opuestas
complementarias (por ejemplo: la mentira la transformamos en verdad) y, ahora,
lo más importante, nos comprometemos con nosotros mismos, con nuestra familia y
con esta Instancia Superior a personificar
estas virtudes desde hoy en adelante en el diario vivir.
Este sistema
se puede utilizar para la toma de cualquier decisión en nuestra vida incluyendo
la de elegir a un gobernante. En este caso podemos ver o visualizar la imagen
del líder en cuestión y escudriñarlo en nuestro propio interior. Hacernos
preguntas sobre su personalidad, valores y anti-valores. Dar un suficiente
espacio te tiempo para "sentir" (intuir) una respuesta, que en este
caso procede de nuestro corazón (hemisferio cerebral derecho). Esta respuesta
la cotejamos en seguida con nuestro razonamiento habitual (hemisferio cerebral
izquierdo). Sabremos que es la decisión correcta cuando experimentamos paz
en nuestra mente y alegría en nuestro corazón.
Este mismo
principio debería ser utilizado por quien aspire a ser líder y se sienta
motivado a servir, con la finalidad de realizar un genuino acto de constricción
y una decidida auto-transformación positiva que le permita llevar a cabo
correctamente su misión en la vida. Solo
podrá gobernar correctamente quien sepa gobernarse a sí mismo.
¿Qué
cualidades internas debemos observar en ese líder que es candidato a gobernar?
y ¿Que cualidades deberá cultivar el candidato a liderar antes y después de ser
elegido?
1) VIRTUDES: un líder conectado con la fuente
interior es aquel que ha logrado en su vida dar preponderancia a sus
virtudes (Luz) y tener bajo control sus debilidades, vicios o errores (sombra).
2) RESPONSABILIDAD: es la habilidad de responder, de
asumir compromisos, de comprometerse con su propia auto-transformación positiva,
primero, y desde allí comprometerse plenamente con su familia, una comunidad o
una nación.
3) ACCIÓN. Por sus
obras los conoceréis. Hay que generar acciones para que el destino se
revele. El destino es poderoso, pero la acción es igualmente poderosa,
ambos juegan un papel prominente. Es la acción la que le da forma al destino.
Debemos observar que las acciones del líder tengan pureza de intención.
4) VERDAD.
Para que un líder inspire confianza en un pueblo tendrá que amar la verdad y
obrar en consecuencia. La verdad nace en nuestra consciencia y es parte del
tesoro interior. Observemos si el líder cultiva la humildad, la justicia y la
rectitud.
5) EQUILIBRIO. Debemos observar si
el líder es ecuánime y equilibrado. Por ejemplo: Si es demasiado manso,
no le tendrán suficiente respeto, y si es demasiado fiero le tendrán miedo. Debe trabajar en
equilibrio.
6) COMPASIVO
SIN SER PERMISIVO. El
gobernante debe compadecerse del dolor ajeno, de las necesidades de su pueblo,
sin embargo, no debe irse al extremo del descuido siendo permisivo. Debe estar
alerta a quienes le rodean, conocer su naturaleza y el motivo por el cual están
a su lado. Debemos observar si ama al pueblo y quiere servir o solo busca
su propio bienestar.
7) RESPETO. Un gobernante debe ser respetuoso y
agradable en su forma de hablar y en sus ademanes. Debe rodearse de personas
leales, honestas, inteligentes, verdaderas, puras de intención y rectas. Dime con quién andas y te diré quién
eres. Observemos si el líder le da el respeto que merecen sus allegados
pero siendo firme solicitándole el respeto que merece el pueblo que los ha
elegido.
8)
AUTO-CONTROL. El gobernante debe saber cómo controlarse a sí
mismo. La victoria sobre su propia sombra es la más importante de todas
las victorias.
9) HONESTIDAD. Las personas
honestas tienen eficacia en sus palabras y actos, pues los acompaña una fuerza
moral. Los hombres honestos son los idóneos para ser gobernantes o
administradores de justicia. No obstante, el líder debe saber que esto es
extensivo a sus aliados de confianza, quienes le van ayudar a gobernar.
10) PUREZA.
El hombre se perfecciona en la medida en
que incrementa su nivel de pureza. La pureza es la base de todas las demás
virtudes. La consigna de un buen gobernante debe ser: pureza en la mente y en
el corazón. De esta manera habrá rectitud en su accionar para proporcionar así,
la mayor suma de felicidad a su pueblo.
Si bien el término endocracia nos pudiera parecer nuevo, nada de lo acá expresado en realidad es innovador, pues forma parte del legado de conocimiento y práctica de grandes personajes de nuestra historia y de los guías morales de la humanidad actual. El Libertador de América, Simón Bolívar, conocía bien acerca de esto y lo resumió en muy pocas palabras:
"Moral y luces son
nuestras primeras necesidades".
Sus reflexiones y comentarios para enriquecer este ensayo: saludyconciencia@hotmail.com
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