¿Dónde se encuentra la
felicidad? ¿En la calidad de las relaciones que mantenemos? ¿En la calidad de
nuestra alimentación? ¿En la estabilidad de nuestras emociones? ¿Dónde?
Es posible que ahí y también en muchas otras cosas
aunque, finalmente todas, nos llevan a un punto en común: "En ser y hacer
lo que necesitas en cada momento".
La felicidad siempre nace en el interior de cada uno,
nada externo a ti, te dará felicidad aunque, podemos mantener ciertos hábitos
que ayudarán a despertar ese estado de aceptación y confianza que te llevarán a
ser feliz.
La ciencia, por su parte, no ha permanecido ajena a este
tema, y existen numerosas investigaciones que coinciden en ciertos hábitos que
nos acercan a la felicidad.
Las
personas felices conviven con personas felices
La felicidad es contagiosa. Investigadores estudiaron por
más de 20 años, a personas que se relacionaban preferentemente, con personas
felices, descubriendo que de esta manera, aumentaba la probabilidad de que
ellas también fueran felicesy, así ha sido.
Sonreir
Si se tienen pensamientos positivos, es probable que una sonrisa, acuda con más facilidad y naturalidad a su rostro. Curiosamente, según algunos estudios, falsear una sonrisa durante una situación poco agradable, puede empeorar el estado de ánimo.
Si se tienen pensamientos positivos, es probable que una sonrisa, acuda con más facilidad y naturalidad a su rostro. Curiosamente, según algunos estudios, falsear una sonrisa durante una situación poco agradable, puede empeorar el estado de ánimo.
Celebrar
también los pequeños triunfos
Los triunfos personales, casi sin excepción, nos aportan
estímulos. Sin embargo, lo usual es pensar en las grandes victorias, aquellas
que se consiguen solo a costa de esfuerzo y sacrificio, al menos esto es lo que
siempre nos han dicho. ¿Pero qué pasa con los triunfos más modestos y
cotidianos? ¿Acaso no son dignos de reconocimiento?
Gusto
por los placeres sencillos
En el caso del placer existe también lo sencillo, que a
veces pasa desapercibido pero es capaz de proveer tanta o más satisfacción que
los llamados grandes placeres. Darle sentido a las pequeñas acciones y ser
agradecido con la vida, está asociado con el regocijo.
Las
personas felices hacen el bien a los demás
La felicidad puede mirarse también como un circuito que
se nutre a sí mismo y así se sostiene y autoalimenta, hacer feliz a alguien
tiene como consecuencia que otra persona haga feliz a ese primero de la cadena.
Solo que, claro, aquí no hay primeros, ni últimos, sino solo una fuerza que se
mantiene circulando entre quienes emprenden acciones en beneficio de otros.
Dejarse
llevar
Cuando hacer algo nos complace, es muy frecuente que
perdamos la sensación del transcurso del tiempo. Aquello que hacemos es tan satisfactorio,
que todo lo demás deja de importarnos, incluso el paso del tiempo. Aprender a
entregarse de esta manera a una actividad altamente satisfactoria, que también
implica motivación, es importante para alimentar nuestra Alma.
Profundidad
en las conversaciones
Hace poco la revista Psychological Science publicó un
estudio en el que destacaba la tendencia de las personas felices por preferir
conversaciones profundas, sustanciosas, en vez de conversaciones huecas sobre
temas banales. Es notablemente más satisfactorio conversar sobre la situación
emocional por la que se atraviesa en este momento, sobre las inquietudes y las
reflexiones a cerca de temas que pueden inspirarnos.
Saber
escuchar
Escuchar puede considerarse una de las principales
habilidades del ser humano. Escuchar implica reconocer la existencia del Otro,
respetar su visión del mundo, estar dispuesto a conocerla y aprender algo de
ello. Escuchar hace al otro sentirse acogido, útil en el sentido de que sus
palabras transformaron, de algún modo, la realidad de la persona que las
escuchó.
Preferencia
por las relaciones cara a cara
En nuestro tiempo pareciera que la tecnología que tenemos
a nuestra disposición, es más que suficiente para estar en contacto con amigos,
familiares e incluso la pareja. Es la sociedad de la soledad, Redes sociales,
conversaciones por teléfono, emails, whatssap, pero esto, no es comunicación,
son relaciones virtuales que nada tienen que ver con sentarnos cara a cara,
mirarnos a los ojos, tocar a la otra persona, ver sus gestos y acompañarse.
Ver
el lado bueno de las cosas
El hecho de ver el lado bueno de las cosas disminuye el
estrés y sus síntomas, además de que incrementa nuestra tolerancia al dolor y
al sufrimiento. Un estudio reciente demostró que tener una actitud positiva,
mejora la salud de quienes tienen padecimientos cardiacos. Todo tiene un lado
bueno, aunque no siempre sabemos apreciarlo.
Escuchar
música
La música es una de las manifestaciones más elevadas del
espíritu. La música que escuchamos puede afectar la manera en que percibimos el
mundo: una melodía triste nos hará ver un mundo triste, mientras que una
melodía más armónica, llevará felicidad alli donde se escuche. No todo a lo que
llamamos música, lo es, los sonidos binarios nos aletargan y tembién es
necesario prestar atención a lo que dicen las letras de las canciones, no todas
son beneficiosas.
La
importancia de la espiritualidad
El cultivo de la espiritualidad nos hace reflexionar que
somos mucho más que materia. Que una parte muy importante de nosotros, está
hecha de elementos intangibles pero auténticos. La espiritualidad y el
reconocimiento de lo sagrado, nos vuelve agradecidos, generosos, pacientes,
tolerantes, y cuando las practicas, redundan en nuestra propia felicidad y en
la del entorno.
Busca
la naturaleza
Una caminata de veinte minutos revitaliza, tanto el
cuerpo como la mente y el espíritu. De acuerdo con numerosos estudios, el
contacto con la naturaleza despierta las sensaciones de bienestar y felicidad
en quien lo experimenta. La naturaleza es el mejor antidepresivo que existe.